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Soy mentora de los dones, el talento, la ilusión y las ganas de vivir

Verónica Velazquez liberación emocional y conexión con tu alma

De pequeña era una niña aparentemente feliz. Sentía mucha alegría, pero en el fondo dentro de mí también sentía mucho sufrimiento, sobretodo por mi familia, por mi madre. Tampoco entendía a dónde íbamos, de dónde veníamos, qué hacíamos aquí. Empecé a querer hacer que la gente estuviese feliz comportándome siempre de una forma alegre y cariñosa con ellos, pero el sufrimiento seguía dentro de mí.

Gracias a la empezar a practicar la observación y la meditación fui experimentando que podía liberar todo ese sufrimiento que sentía dentro. Al prestar atención a mi interior, empezaron a pasar verdaderos milagros, acontecimientos inusuales: Empecé a entender que podía experimentar más amor del que las personas me podían dar, a sentir plenamente mis emociones, y como consecuencia me hice más sensible y lloraba por nada. Normalmente lloraba de alegría, pero en ocasiones también de sufrimiento y tristeza, como todos. 

Poco a poco fui comprobando que algo sucedía en torno al número 19, que es el día de mi nacimiento: mis abuelas murieron en días 19 de diferentes años, tuve un accidente de moto bastante grave con 19 años en un 19 de Septiembre, terminé mi relación más importante tras 19 años, me robaron en mi peluquería un 19 de Enero…

Profundizando pude ver que en realidad yo no quería vivir; seguía teniendo mucho sufrimiento por no aceptar la vida ni mi misión en ella, y eso hacía que se me marcaran todos los sucesos malos el día de mi nacimiento. El alma va revelando poco a poco el puzzle de tu vida para que tú lo resuelvas, y en mi caso gracias a esas experiencias negativas yo pude comprender el mío y llegar con el tiempo a abrazar mi misión.  

Según fui descubriendo todo eso, empecé a tocar más emociones: Empecé a ver que tenía bastante enfado internamente a raíz del robo que sufrí, enfado por la cuestión económica, por tener o no dinero suficiente para vivir. Mi niña interna también estaba enfadada, decepcionada con el amor tal y como lo percibía. A medida que empecé a observar lo que había dentro de mí, yendo a las profundidades de mi dolor, fui encontrando una paz que iba disolviendo esas emociones tan densas, las cuales me habían provocado dolor de hombros y trapecios, eccemas que padecí durante 15 años y otra serie de somatizaciones. Según se iban disolviendo esas emociones, mis barreras internas empezaron a disminuir.

Fue impresionante descubrir, ayudada por mis ancestros y mi propia Alma, la esencia que te acompaña y que sabe que todo está bien, el éxtasis que había en mi interior. Al comprobar los resultados en mí de esta observación interior, empecé a practicar con los demás de forma totalmente gratuita. Pero mi potencial interno era tan grande que me terminó dando miedo, me faltaba creer en mí, veía demasiado abrumador el alcance que podía tener, y como consecuencia durante un tiempo me saboteé para disminuir ese miedo. Finalmente acudí a mentorías de otras personas que yo admiraba y en ellas vi que eso era lo que yo quería hacer, estar con muchas personas interactuando con ellos, conduciendo su sanación. Miraba a esos mentores y veía su ego, en el sentido de creer en sí mismos, en su fuerza, en su potencial, que yo no veía en mí por mi miedo al éxito. Todos los seres humanos tenemos 2 egos, el ego herido y el ego espiritual, y gracias a ir a esos cursos con esa gente pude entender que yo tenía miedo de mi luz y de brillar.

A través de mi propio viaje personal fui entendiendo las etapas por las que pasa un ser humano en su camino evolutivo, y gracias a eso pude desarrollar empatía hacia mis clientes y los problemas que me traen: sus atascos vitales, las circunstancias que repiten una y otra vez y que necesitan entender de una forma más profunda. Así fue generándose mi vocación de servicio, enfocando su sanación siempre desde el Amor, tomando como referencia lo que cada uno de ellos es capaz de aceptar de cara a lograr el resultado que su corazón desea.